domingo, 12 de julio de 2009

Sacarse la espina

(Publicado en Semana Ed. 1419)

La cantante mexicana Lila Downs no siempre se sintió orgullosa de su origen indígena. Cuando niña se sentía discriminada dentro de su propio país por tener raíces norteamericanas (por el lado de su padre) y mixtecas (por el lado de su madre). La vergüenza por su origen se transformó después en un gran sentimiento de orgullo que ha impregnado su discografía a lo largo de una carrera musical que está cumpliendo 15 años. Este mes la cantante, recordada por su participación en la banda sonora de la película Frida, protagonizada por Salma Hayek, presenta el CD-DVD Lo mejor del alma de Lila Downs, un compilado que celebra su identidad mestiza a través de 18 canciones en las que la música tradicional mexicana se combina con el son cubano, el bolero, el bossa nova, el ska y el reggae.

Lila Downs, quien fue nombrada por Chavela Vargas su sucesora, ha incluido en esta compilación rancheras tradicionales como Paloma Negra y La llorona, que anteriormente había interpretado en su disco Border (2001). Estos temas le recuerdan el principio de su carrera, cuando cantaba en bares y en restaurantes y tenía que llamar la atención de los comensales para reunir una buena propina: "La ranchera me enseñó a sentir la música con mucha intensidad. A ponerles chispa a mis interpretaciones. La ranchera sana el alma. Fue lo que bebí primero", le dijo Downs a SEMANA desde México.

Sin embargo, su música no sólo evoca las cantinas mexicanas. Lo mejor del alma de Lila Downs también tiene una versión en spanglish de la famosa canción de Osvaldo Farrés Quizás, quizás, quizás (cantada por ella el estribillo es "Perhaps, perhaps, quizás") y La Martiniana, una canción tradicional zapoteca que alterna letras en español con dialecto mixteca. Para Downs, el poder narrativo de la música trasciende las barreras lingüísticas: "Si quieres contar una historia a través de la música, el lenguaje no importa. Creo que la música que de verdad sobrevive a través del tiempo es la música que no tiene lenguaje. La verdadera música no tiene que ver con las letras, tiene que ver con la profundidad del espíritu del ser humano".

Y es que sus canciones van más allá del homenaje a sus ancestros. En ellas hay una preocupación por la situación política de su pueblo y, por extensión, de Latinoamérica. La mexicana entiende la música como un canal para manifestar estos problemas. En La cucaracha, una alegre versión de la canción tradicional que todos conocen, denuncia: "En la misa y en la feria todo el mundo ya lo sabe / los que llegan al gobierno porque se puede comprar / del partido comunista ya no queda casi nada / ahora todos van buscando cómo hacerse millonadas". Algo que resalta de estos temas es que Downs siempre se acerca a la política por medio del humor: "Yo creo que como músico, es mi deber encontrar la forma de sacarse la espina. El gobierno siempre será un desastre y es más sano hablar de eso sin tanto odio, mejor con baile".

Quince años de carrera musical le han enseñado a Lila Downs que la labor del músico, más allá del glamur y de la fama, tiene que ver con lo que se le transmite al público. Con los lazos que la música crea. Con el espíritu de quien la escucha: "A mí también me sucede. A veces estoy de mal humor y de pronto sale la música y me cambia la actitud. Me pongo humilde ante el mundo, ante la vida. De eso se trata la música. De sacar desde adentro nuestra belleza humana".

No hay comentarios: